lunes, 30 de septiembre de 2013

30 de Septiembre

Para los cariñosos, los mimosos, los zalameros... para los que llegan a niveles de azúcar hasta ser tremendamente empalagosos... Para los enormemente enganchados a sus abuelitas. Esa soy yo, la nieta.

Hoy la llamé por Skype, la mujer cumple 79 años. Inexplicablemente yo siempre le pongo alguno más y no porque los aparente, que está muy bien, muy pincha, pero año tras año le formulo la misma pregunta: ¿Abuelita, cuántos cumples? ¿Sorprendente no? Sí. Con 26 años la llamo abuelita. Está bautizada como tal al menos desde que yo tengo uso de razón. Y ella es abuelita tanto en casa como en la calle, ninguno de sus cinco nietos concebimos llamarla de ninguna otra manera. Pero las cosas claras: llamar a una abuela, abuelita, es lo más, es genial. La propia palabra lleva implícita una connotación puramente afectiva que con decirla, se sobreentienden mil sentimientos más.

Durante la conversación nos hemos puesto al día como más o menos hemos podido. Entre una que no oye demasiado fino y la otra que no tiene una paciencia ilimitada os podéis imaginar la conversación. Ha sido muy entrañable. Me gusta llamar a mi abuelita y sé que a ella le hace una ilusión infinita. Nos emocionamos juntas con tal solo descolgar el teléfono.

Es asombroso este “no sé qué”, este lazo tan fuerte que me une a ella. La quiero mil y me preocupo por ella, también por su tensión, por la rebanada de pan que siempre come de más, por lo poquito que sale a caminar y lo mucho que le convendría hacerlo. Siempre estamos en un tira y afloja la abuela con la nieta y la nieta con la abuela. ¿Y no es bonito esto? Nos damos una vidilla mutua totalmente necesaria para mantener este extraño ligamen que os comentaba antes. No sabéis cuánto la llego a extrañar. Comer con ella, acercarla al súper (cuando se deja), al médico, discutir (siempre se deja)... y cómo no: ¡hacerle las cejas! Esto último ya lo delegué a mis tres primas pequeñas.

Las lágrimas no cesan mientras escribo esto, mientras lo releo y mientras me acuerdo de cuantas veces nos pasamos juntas, una por la otra. Aunque esto suponga sacrificar tiempo de ocio, de descanso. No me importa. Soy más feliz así.

A miles de kilómetros de distancia ¡feliz cumple abuelita!


jueves, 26 de septiembre de 2013

El "no" está para usarlo

Cuántas veces nos hemos encontrado en situaciones poco apetecibles o incómodas simplemente por no saber decir “no”. He perdido la cuenta. En mi caso, no es que no sepa pronunciar las letras N y O, o que quiera ser tremendamente servicial, cortés o amable. No. Simplemente ¡no tengo del todo claro cuándo una situación requiere un no! Además, soy capaz de presentir que esa respuesta no va a gustar mucho a la otra persona, por lo que prefiero adoptar una actitud pasiva antes que defender mis pensamientos. Me entendéis (¿no?). 
 

Podría simplificar el sinfín de causas que nos conducen a estas situaciones con sólo una palabra: COMPROMISO. Simple y llanamente. Somos nosotros mismos los que nos metemos de lleno en la boca del lobo.
Opino que el “compromiso” engloba otros conceptos que hacen que no sepamos emplear debidamente una respuesta negativa. El compromiso viene dado porque existe cariño, afecto, admiración hacia esa persona y querer contentarla. También por respeto, miedo a las consecuencias, desconfianza, vergüenza y principalmente por inseguridad en uno mismo. Extrapolando desde una situación familiar hasta el terreno laboral.

El quid de la cuestión radica en que, cuando uno se siente capaz de defender sus derechos, opinar libremente y de tomar sus propias decisiones, la fe en uno mismo mejora muchísimo. Concediéndonos inmediatamente la capacidad de decir “no” y de no dejar que los demás decidan por nosotros.
Ahora ya tengo claro que un "no" no depende de la situación, solo depende de mi.


Y vosotros, ¿sois capaces? o ¿sois pasivos?

lunes, 23 de septiembre de 2013

Delicias de Manhattan

Para este fin de semana nos organizamos una ruta gastronómica por Manhattan.
Hará 2 meses que aterrizamos en tierras yankees y a día de hoy ni el jamón, ni los espárragos, ni el bonito, ni un fuet de Vic ¡han entrado en nuestra casa! Con lo que me gusta el fuet. Podría comer tanto hasta encontrarme realmente mal, ya sea digestivamente como emocionalmente hablando. Por un lado porque tales cantidades me sientan fatal y luego, porque los remordimientos y el culo que se me pone no me dejan vivir. En fin.

Sábado 21 son las 17h de la tarde. Tenemos claro los planes, hoy los remordimientos los vamos a dejar a un lado. También hay que disfrutar.

Salimos de casa. Para ir a la “gran manzana” cogemos nuestro coche hasta Hoboken, uno de los pueblos límite con el río Hudson. Es encantador, tanto de día como de noche, tanto para pasear un domingo por la mañana como para tomar un cocktel. Además tiene unas vistas insuperables: el skyline de la ciudad desde midtown hasta downtown. Empire State de frente. Alucinante.
Allí cogemos el transporte público. Los trenes Path (Port Authority Trans-Hudson), por casi 5$/persona ida y vuelta nos dejan en el centro de la ciudad en menos de 10 minutos.

Ya hemos llegado. Manhattan a nuestros pies ¡sí señor!

Primera parada: Despaña Brand Foods en el 408-410 de Broome Street, el Soho. Entramos en el establecimiento, sólo con el olor nos embriagamos de todo el manjar que tanto y tanto hemos añorado. Varios jamones colgados, “pata negra from Spain” “serrano ham” (tal y como se anuncia), al corte o la pieza, en bandejas, chorizos, salchichón... ¡fuets! Estamos en nuestra salsa.
Nos disponemos a degustar, por fin, un ibérico rico rico. Con una Estrella y una Moritz en la mano. Placer máximo. Mientras saboreamos nuestra tapita, entablamos conversación con 3 señores asturianos que se encuentran sentados justo a nuestro lado. El tiempo corre, es gente que no conocemos de nada pero que parece que sí. Qué extraños que nos podemos llegar a sentir. Qué raro todo. Miramos el reloj ¡es tarde! El local ya hace más de una hora que ha cerrado sus puertas al público y nosotros tenemos reserva para ir a cenar.

Foto tomada antes de entrar
 Buen provecho. Peix, bar de mariscos en el 151 de Elizabeth Street, Nolita. Nos impulsó venir a este restaurante las buenas críticas que habíamos leído por la red, además de saber que la propietaria es una chica valenciana de pura cepa. Recinto pequeño pero muy acogedor. Con una luz muy tenue y una suave música de fondo que por lo menos, incita a tomar una copa de vino. Cenamos una zarzuela con rise cake, muy buena (casi tanto como la que prepara mi suegra), también un pescado blanco del pacífico, cocinado al horno con ajo y limón. “Please no cheese, no butter”. Delicioso. Rematamos la cena con dos postres: strawberry cake and chocolate cookies with nutella. Ya lo dije, hoy no hay arrepentimientos. 


Volvemos para casa ¡oh no! Llueve. Sin paraguas las calles hasta el Path parecen interminables. No importa, estamos juntos. Nos paramos bajo un toldo pero el agua no mengua. Se nos escapa la risa floja, llegaremos empapados, pensamos. Esto también forma parte de la aventura. Feliz finde. 

jueves, 19 de septiembre de 2013

Tortilla de patatas sin freír. Receta

Era inevitable escribir algo relacionado con la nutrición y creo que además, es un post muy útil para todos.

Estoy convencida de que en más de una ocasión nos preguntamos ¿qué comer? ¿qué cocinar? Algo que sea rápido pero bueno, que no sea excesivamente calórico pero nutritivo y que además, cumpla con las recomendaciones de proteína, carbohidratos, etc. Uff!! Muy complicado ¿no? De eso nada.

Sabemos que una comida se debe componer siempre de algo de proteína, algo de vegetales y también de hidratos de carbono. Tanto la comida como la cena deben cumplir siempre con esta estructura, aunque la última comida de la jornada tenga que ser más ligera.
Sin embargo, y aún teniendo claro los principios básicos de una alimentación equilibrada, muchas veces nos cuesta horrores cocinar “algo” que se parezca a un menú saludable, sobretodo si se trata de la cena.

Al grano, nos ponemos en situación:

Son entre las 20:30 y las 21:30h de la noche. Llegamos a casa del trabajo, de hacer la compra, de entrenar... Señores... ¡TOCA COCINAR! Tenemos hambre... pocas ideas y pocas ganas de ponernos delante de los fogones. Esto nos pasa a todos. A mi también, que no por haber estudiado una carrera de nutrición tengo la mente sembrada de ideas extraordinarias. No. Lo que sí tengo es curiosidad (por llamarlo de alguna manera) e intento preparar platos ricos sin necesidad de utilizar grandes cantidades de aceite, ni mil ingredientes y ni mucho menos horas en la cocina. ¡Tortilla de patatas al microondas! ¡Qué rica!

Esto mismo cociné ayer. Si sois muy fans de la tortilla de patatas pero os da pereza ponernos a pelar y freír patatas... esta receta que os presento a continuación es vuestra salvación. Más aún si estáis lejos de casa ¡os lo garantizo!
Es muy sencilla y rápida de preparar, además de tener un aporte calórico adecuado para formar parte de la cena y... ser nutritiva!

INGREDIENTES (para 2 personas)
- 4 patatas medianas
- 5 huevos tamaño L
- 1 cebolla (opcional)
- aceite de oliva virgen extra

UTENSILIOS
- fiambrera o taper sin la tapa
- papel de film apto para microondas
- microondas
- sartén de 26cm

CÓMO ELABOAR UNA TORTILLA DE PATATAS SIN FREIR
1. Pelamos y lavamos las patatas. Seguidamente las troceamos del mismo modo que lo haríamos para ponerlas a freír. Estilo patata panadera en laminas finas.
2. A continuación disponemos las patatas en la fiambrera (taper), bien repartidas por toda la superficie y añadimos 10gr. de aceite de oliva o lo que es lo mismo: 1 cucharada sopera (c/s) de aceite de oliva ó 2 cucharadas de postre (c/p)de aceite de oliva.
3. Colocamos el papel de film como si fuera la tapa de la fiambrera, envolviendo todo el recipiente para que quede bien hermético. Debemos conseguir una capa firme, tensa. Una vez envuelto, hacemos pequeños agujeros a la capa de film para que se escape el vapor.
4. Ponemos la fiambrera perfectamente precintada en el microondas durante unos 5 minutos a máxima potencia. Controlar la cocción de las patatas en intervalos de 1,5 minutos aproximadamente. Sacar, remover el recipiente e introducir de nuevo.
5. Finalmente batimos los huevos, los incorporamos a las patatas y con 1 c/p de aceite de oliva acabamos de cocinar en la sarten nuestra tan apreciada tortilla de patatas.
*Si os gusta más con el toque que le da la cebolla, podéis añadirla en el paso núm. 2 y cocinarla conjuntamente con la patata del mismo modo.


Acompañé la tortilla de patatas con un poco de calabacín a la plancha. Previamente lavado y cortado a rodajas finitas y luego dispuesto sobre el calor. Un poquito de aceite de oliva virgen justo antes de servirlo y sobretodo, una pizca de sal gorda por encima le dará un sabor exquisito

¿No se os hace la boca agua?

lunes, 16 de septiembre de 2013

Disfruta cada momento

Ya es Lunes y arrancamos nueva semana después de pasar un “finde” genial, cargado de risas y de buen rollo, con mil anécdotas y buenos momentos. Todo esto compartido con caras conocidas, no sabéis como se agradece. Además “los extraños” han resultado ser gente muy maja.

Hemos estado en Miami 2 días. Aprovechando que unos amigos nuestros estaban de vacaciones nos hemos acoplado, literalmente, a sus planes de segunda luna de miel. Todo sea por una, muy necesaria, recarga de pilas.
Habíamos estado ya antes, pero sin haberlo disfrutado apenas, así que no me faltaron motivos para coger de nuevo un avión y en menos de tres horas plantarnos allí.

Bienvenidos al calor tropical. Ojo: un calor asfixiante, incómodo. A mi parecer, difícil de soportar los 365 días del año. Y mira que si estás en bermudas, falda y de la piscina a la playa... es más llevadero. Pero imaginaos ir con traje y corbata o todavía peor, ¡con tacones! Lo dicho, muy difícil de soportar.
Sin embargo, con amigos las incomodidades se olvidan. Si se comparte el mismo idioma y las mismas bromas, si todos vamos a una. Sólo me llevo buenas sensaciones de esta visita exprés.


Una reflexión después del viaje. Hace poco lo hablaba con una amiga de la infancia...
En general, unos más que otros, tendemos a ser bastante egoístas con la gestión de nuestro tiempo. Mientras sabes que tu vida va a permanecer estable (sin cambios importantes en lo familiar, social o laboral) vivimos bajo una rutina bastante egocéntrica, construida por uno mismo. Tenemos claramente marcado qué debemos hacer cada día y en qué determinado momento. Y si algo se interpone entre mi clase de inglés y mi clase de spinning... ¡uff! Impensable faltar al gym. ¿Eso dónde se ha visto? ¿No es cierto?

Pues bien, yo me he comportado así mil veces: para mi es sagrado ir al gimnasio, ir hacer la compra los viernes a las 17h, pasar la aspiradora cada maldito día, llevar el pijama a las 22h de la noche y posteriormente el  apropiado acurrucamiento... y así una interminable lista de cosas que me incumben tan sólo a mí y a mis sagrados rituales inamovibles.

Esto cambió con la noticia de venir a USA. De repente, solo tenía tiempo para mi familia y mis amigos. Deprisa y corriendo a disfrutar de todos y cada uno de los momentos que pudiéramos compartir juntos. "Os venís a cenar..." "Celebramos que ha nacido..." "Mañana trabajáis, pero vamos a ir...” “Vienen tus primas a comer... "
Rotundamente: ¡Me apunto!

Tener este pensamiento me ha permitido gozar enormemente de este fin de semana. Reírme hasta no parar y sentirme realmente a gusto, incluso cuando nos tomaban el pelo en nuestra ronda de Margaritas, o en la discoteca, donde ni los tacones, ni la música suponían un impedimento para nosotros. El sablazo en la barra tampoco. 

Allí sonó una canción que nos vino como anillo al dedo. Seguidamente os dejo el enlace, para que disfrutéis de ella tanto como lo hago yo. "Jungla de cemento donde se fabrican sueños". Vello de punta. CLICK -> New York. Alicia Keys.

¡¡Un “shot” de tequila por más momentos como este!!

PD: La vuelta más dura de lo que pensaba. Esta vez, mientras iba en el coche me volví a sentir tan forastera en estas tierras como el 7 de Agosto.