jueves, 26 de septiembre de 2013

El "no" está para usarlo

Cuántas veces nos hemos encontrado en situaciones poco apetecibles o incómodas simplemente por no saber decir “no”. He perdido la cuenta. En mi caso, no es que no sepa pronunciar las letras N y O, o que quiera ser tremendamente servicial, cortés o amable. No. Simplemente ¡no tengo del todo claro cuándo una situación requiere un no! Además, soy capaz de presentir que esa respuesta no va a gustar mucho a la otra persona, por lo que prefiero adoptar una actitud pasiva antes que defender mis pensamientos. Me entendéis (¿no?). 
 

Podría simplificar el sinfín de causas que nos conducen a estas situaciones con sólo una palabra: COMPROMISO. Simple y llanamente. Somos nosotros mismos los que nos metemos de lleno en la boca del lobo.
Opino que el “compromiso” engloba otros conceptos que hacen que no sepamos emplear debidamente una respuesta negativa. El compromiso viene dado porque existe cariño, afecto, admiración hacia esa persona y querer contentarla. También por respeto, miedo a las consecuencias, desconfianza, vergüenza y principalmente por inseguridad en uno mismo. Extrapolando desde una situación familiar hasta el terreno laboral.

El quid de la cuestión radica en que, cuando uno se siente capaz de defender sus derechos, opinar libremente y de tomar sus propias decisiones, la fe en uno mismo mejora muchísimo. Concediéndonos inmediatamente la capacidad de decir “no” y de no dejar que los demás decidan por nosotros.
Ahora ya tengo claro que un "no" no depende de la situación, solo depende de mi.


Y vosotros, ¿sois capaces? o ¿sois pasivos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario