domingo, 24 de noviembre de 2013

Huele a espíritu navideño. Parte 2

Continuo con la segunda parte de este capítulo navideño en mi blog. A modo de guía y/o de diario personal pretendo haceros llegar cómo es la navidad en esta ciudad. 
Para todos los que habéis escogido NY como vuestro destino durante estas fechas, creo que os puede ser útil todo lo que voy escribiendo, con la mayor continuidad que puedo, sobre la "mágica isla".
Si en el anterior post ya os comenté que esta ciudad era hermosa cuando se acerca la navidad, hoy voy a recomendaros un espectáculo muy bonito, parada obligatoria si estáis en NYC para estas fechas. Ni aún siendo niña recuerdo noches tan espectaculares y tan mágicas como ésta, hoy me lo pasé en grande, tal como si fuera "mi yo con 9 años". 

The Radio City Christmas Spectacular starring "The Rockettes"
En la 6ª avenida, a la altura de la calle 50
Si este espectáculo representa la navidad, admito que yo no la conocía antes. ¡Uuuaaauuuh! No existen suficientes palabras para describir semejante show. Es impresionante. 
Es un espectáculo clásico que se presenta año tras año para estas fechas. La compañia de danza "The Rockettes” vuelve una vez más al Radio City, con trajes y efectos especiales que transforman el escenario, las paredes y el techo del teatro en un espacio realmente mágico.  
El Radio City Music Hall es uno de los teatros más importantes del país. Es un teatro muy antiguo y muy grande, con lo que es clave escoger bien las butacas para disfrutar al máximo del espectáculo.
El horario de actuación es muy amplio, habiendo sesiones desde las 9am hasta las 10pm, dependiendo del día y de la antelación con la que se mire. El precio de las entradas también está sujeto a este aspecto, así como a su ubicación en la sala.
El espectáculo combina danza de alta precisión con más de 40 personas en el escenario moviéndose en perfecta sincronía, con efectos especiales, proyecciones 3D, voces y orquesta en directo, diversos cambios de escenario... Todo muy bien ejecutado. 
Aquí os dejo unas fotos; sin flash, por supuesto.






La verdad es que el espectáculo me ha hecho revivir sentimientos de cuando era pequeña y se acercaba Navidad y Reyes. Me llevo conmigo el cóctel se sensaciones entre el pasado y presente que han aflorado durante estas horas. 

Esperando que llegue el día para presentaros la tercera y última parte de este capítulo navideño en la "isla mágica", ¿imagináis de qué hablaré?

Have a good one :)


lunes, 18 de noviembre de 2013

Huele a espíritu navideño. Parte 1

New York City en navidades está hermosa, está radiante, apasionante. Con bonitas decoraciones en las tiendas y en las calles, es muy de película. Manhattan da el pistoletazo de salida al período navideño con tiendas y calles espectacularmente decoradas y más tarde, con el encendido del gigantesco Árbol del Rockefeller Center. 


Por otro lado, aunque todavía no ha caído la primera nevada, las diferentes pistas de hielo de la ciudad ya hace cerca de un mes que están en funcionamiento. Nosotros hemos "reservado" este fin de semana para estrenarnos en una de ellas. 

Pista de hielo a los pies del Rockefeller Center 
Entre las avenidas 5ª y 6ª, a la altura de la calle 49
Esta ha sido nuestra elección y aquí estamos. Nos calzamos los patines rápidamente y esperamos nuestro turno para entrar a pista. ¡Qué divertido!
Al principio todos vergonzosos, yo la primera, que me mantengo aferrada a la barandilla como si me fuera la vida en ello... y es que ¡tenía miedo! Pero es realmente fácil, en cuanto coges un poco de confianza el resto está hecho ;)



No tuvimos que hacer largas colas, ya que está organizado por tandas de 1,5 horas desde las 8:30 de la mañana hasta la media noche. Cada día de la semana.
Se consigue crear un ambiente súper navideño con la música que suena de fondo que además, ameniza las repetidas vueltas al rink. 
Muchos turistas (o no) se disponen alrededor de la pista (un poco más elevados) y entre instantánea e instantánea esperan capturar algún patosillo/a que se caiga de morros. 



¿Dónde más se puede patinar? 

Bryant Park
En la 6ª avenida, a la altura de la calle 49
¡Me encantó! Qué lugar más bonito, más decorado, más navideño... ¡más todo! Sin duda, patinar en esta pista de hielo es una gozada, tanto para el que patina como para el que no. Una infinidad de tiendecitas, cafeterias, creperias y bares rodean a los patinadores. Quien opte por no patinar podrá tomarse un riquísimo crep de nutella bajo una estufa.
Dicen que es la única pista de hielo "gratuita" que ofrece la ciudad. Lo dejo entre comillas, porque SOLO es gratuita si cada uno lleva sus propios patines. 


Central Park
Situada en la parte Sur del parque 
Es una pista muy grande, bastante más que las dos anteriores. Pero si os tengo que ser sincera, es la que menos me incitó a patinar. Quizás porque en cuanto entras al parque dejas atrás todo el jolgorio de la ciudad y con ello, todo el espíritu navideño que empieza a brotar durante estas fechas. 
Lo cierto es que, al entrar en Central Park te sumerges en una placentera paz, en un oasis de flora y fauna que imagino totalmente incompatible con unos bafles emitiendo música navideña.

En el barrio de Chelsea
Quizás no es la más turística, pero se encuentra en buen estado ya que es la que se utiliza para los entrenamientos de los diferentes equipos de hokey de la ciudad. Seguramente podríamos encontrar un ambiente totalmente diferente al resto de pistas.


martes, 5 de noviembre de 2013

Bottino para 7

Hoy sábado salgo de lo más contenta dirección a Manhattan. Nos dirigimos por primera vez al barrio de Chelsea, zona de la ciudad que todavía no habíamos pisado.

Rutinariamente cogemos el transporte público desde Hoboken (pueblo del que ya os he hablado en anteriores post) hasta la 6á avenida con la 23. Listo. Ponemos un pie en la "gran manzana". Ya no somos nadie ¿o sí? Hoy sí. Maravillosamente hoy tenemos reserva para 7. Qué alegría.

Bottino en el 246 con la 10th avenue. Uno de los restaurantes de moda en el cada vez más famoso barrio de Chelsea. El jardín ofrece un entorno súper romántico para cenar durante la primavera o el otoño. Dentro, un ambiente cálido, muy cómodo, con una luz predominada por la lumbre de las velas. Encantador os lo aseguro.
La cocina es típica italiana, con una carta no muy amplia pero sí variada. La bruschetta al pomodoro y los spaghettini with manila clams and garlic tenían una pinta exquisita. Sin embargo, nosotros dos nos decantamos por pescado azul, muy bueno y con un punto de cocción perfecto.
En la carta de vinos la mayoría italianos y en cuanto al precio, razonable. Aproximadamente unos 30 dólares por persona propinas aparte.




Palpo un ambiente distendido, relajado. Nos ponemos al día. Me alegra mucho saber que todo sigue más o menos igual y que por más tiempo que pase, la esencia de cada uno permanece tal y como la recuerdo. 
Después de un tiempo, este sábado me volví a sentir un poquito como en casa, rodeada de gente que ya conocía y otra que no. 
Aprecio mucho compartir mesa (o lo que sea) con alguien igual de forastero que yo en este lugar. Me reconforta terriblemente. Estos reencuentros y los que vendrán me hacen sentir muy feliz por extrañar tantísimo a todos los que dejamos allí.