domingo, 30 de marzo de 2014

Dos abrazos al día no hacen daño a nadie, dos disgustos al día, puede que sí

El amor mueve el mundo. Nos hace crecer, entender el sentido de la vida y estar alegres. La prueba de que el amor es bueno es que aunque lo multipliquemos por mil, sigue siendo bueno. Dos abrazos al día son buenos. Diez abrazos siguen siendo buenos. Y cien abrazos también. Con los disgustos no sucede igual. Un disgusto es soportable. De hecho, si lo enfocamos con positivismo puede que aprendamos algo de él. Con dos disgustos diarios, sin embargo, la balanza empieza a desequilibrarse. Pero diez disgustos al día acaban con nuestra salud.

Cito textualmente este fragmento que he extraído del libro que me estoy leyendo actualmente "Secretos de la gente sana" de Julio Basulto y María José Mateo. A lo largo del libro encontramos un sin fin de ejemplos, comparaciones y metáforas de cómo integrar en nuestro día a día conceptos básicos que rigen nuestra salud. En este caso asemeja los disgustos emocionales que podemos tener en nuestro entorno familiar, de pareja o amistad, con los disgustos que le ocasionamos a nuestra salud en forma de malos hábitos alimentarios o con un estilo de vida insano. (sedentarismo, fumar)
Un ejemplo de ello puede ser el siguiente: Tomar un día a la semana una lata de bebida azucarada, no es pecado. Claro que no. Pero hacerlo a diario puede suponer que ganemos 4,5 kilos al año, según datos del Departamento de Salud de Nueva York. Nada recomendable para tu salud. No la disgustes.

En un tiempo me he llevado algunos disgustos o decepciones, con lo que seguramente, he perdido algo de salud y también tiempo intentando explicarme el porque de determinados comportamientos. Por esta vez me voy a centrar en la parte que encabeza este post. Parece ser que las personas estamos condenadas a la infelicidad. Siempre hay algo que nos falta. La mayoría de las personas nos pasamos la vida buscando la felicidad, cuando la tenemos cerca y no la vemos porque a veces está en pequeñas cosas. La felicidad es despertar por la mañana y estar con la persona que quieres, es llegar a casa y disfrutar de una comida en compañía, es pintar un cuadro, leer un libro, es cantar en la ducha, es reír y contagiar tu risa a todos los que tienes al rededor. Estas pequeñas píldoras de felicidad mueven el mundo y nos mueven a nosotros.
Siembra tu vida de buenos hábitos, de gestos de amor y de sonrisas sinceras. La salud, como las margaritas, brota de estas semillas.

jueves, 20 de marzo de 2014

Puré de verduras sin leche, sin mantequilla y sin quesito. Receta

La receta de hoy es muy sencilla de preparar aunque requiere un poco de tiempo en la cocina.
Consumo las verduras de muchas maneras, en ensalada, a la brasa, salteadas, papillote... pero en puré es como mejor me quedan y de la manera que más cantidad como.
Ayer me puse bien prontito a preparar un puré de calabacín y zanahoria. A veces cocino sólo de calabacín o sólo de zanahoria, pero en conjunto quedan más buenos. El sabor del puré es un poco más suave.

INGREDIENTES (para 2 personas)
- 1 patata pequeña
- 1 cebolla pequeña
- 3 calabacines grandes
- 5 zanahorias medianas
- 1 cucharada sopera de aceite de oliva (10ml)

CÓMO ELABORAR UN PURÉ DE VERDURAS "SIN"
1. Lavamos y pelamos todas las verduras (el calabacín sin pelar). Las troceamos en pequeños trozos y picamos bien la cebolla.
2. A continuación ponemos la cucharada de aceite de oliva en la olla donde coceremos todos los ingredientes y añadimos la cebolla picada. Con el fuego a muy baja potencia cocinamos la cebolla durante unos 10 minutos. Tiene que quedar muy pochada, reblandecida (transparente). 




3. Seguidamente añadimos el resto de ingredientes y los cubrimos con agua. Damos más potencia al fuego y cocemos todas las verduras durante 20 minutos aproximadamente desde el momento de ebullición. 
4. Transcurrido este tiempo las verduras están listas para pasarlas por el túrmix.  

 
Es habitual acompañar los purés o las cremas de verduras con picatostes. Recuerdo que mi abuelita freía trocitos de pan con abundante aceite. Sí, estaba rico... ¡pan frito! Pero todo cambia. Yo he aprendido muchas cosas de ella, unas las conservo y otras las modifico un poco. En lugar de freir pan, lo tuesto y en lugar de utilizar pan blanco, prefiero que sea integral y con cereales. Está muy rico, es menos calórico y muy sabroso.

Para elaborar esta receta no es necesario utilizar: sal, pastilla de avecrem, caldo de pollo, mantequilla, leche o quesito. ¡A probarlo!

lunes, 10 de marzo de 2014

Nos vamos de tertulia

Es el primer fin de semana después de mucho tiempo en el que la temperatura acompaña para salir a dar un paseo por la ciudad. Nosotros solemos decantarnos muy a menudo por la parte "down town". Las calles son más estrechas y las casas más bajas, nada que ver con los rascacielos que hay en pleno centro de la gran manzana. Es una zona muy tranquila con miles de rincones preciosos donde poder tomar un café relajadamente, aislados de la multitud y el ajetreo propio de la isla.
Siempre intentamos buscar algún restaurante donde sirvan comida "typical spanish". A parte de que extrañamos mucho la comida de nuestra tierra (que se come como en ningún otro lugar) en mi caso, tengo curiosidad por saber cómo la cocinan aquí, cómo varían la receta en función del producto que tienen y qué diferencias observo respecto a lo que yo conozco. Está bien. Todo es aprender.

Tertulia en el  359 de la Sexta Avenida con Washington place, en la zona del West Village. Es un local pequeño, alargado. En la entrada una pequeña barra donde poder tomar un vino, luego unas 10-12 mesas en total para comer/cenar. Presenta una decoración muy sencilla, con mesas pequeñas y sillas de madera. Un largo banco recorre toda la pared que deja ver el ladrillo original tal cual, en algunos casos con restos de pintura que parecen ser herencia de algún negocio anterior al restaurante. Al fondo la cocina abierta, a la vista de todos los comensales. 
En la carta una curiosa mezcla de recetas, la mayoría con acento catalán (brandada de bacalao, ensalada de la "padrina", botifarra, crema catalana...) pero con algunos toques del norte y no sólo en los platos, ya que también hay sidra. Se puede deducir que quien diseñó la carta ha visitado la parte superior de nuestro país. 
Las raciones pequeñas y el precio algo elevado, supongo que a causa de estar en la misma sexta avenida.
En general el servicio un poco desorganizado. Durante la comida nos sirvió un camarero muy simpático que había nacido en el norte de New York y que había viajado mucho. Curiosamente conocía varios rincones de España, entre ellos le eran familiares ciudades como Manresa y Tarragona. Qué pequeño es el mundo.

Huevos cocidos sobre escalivada con filete sobre pastel de patata
Pan de "pagès" con tomate... ¡rico rico!
Pulpo con huevo y menestra de verduras


No olvidéis daros un paseo por Washington Square, tal vez encontráis un músico callejero tocando en vivo con su piano de cola. Todo un espectáculo.

¡Happy week! Spring is coming :)