Para
este fin de semana nos organizamos una ruta gastronómica por
Manhattan.
Hará
2 meses que aterrizamos en tierras yankees y a día de hoy ni el
jamón, ni los espárragos, ni el bonito, ni un
fuet de Vic ¡han entrado en nuestra casa! Con lo que me gusta el
fuet. Podría comer tanto hasta encontrarme realmente mal, ya sea
digestivamente como emocionalmente hablando. Por un lado porque tales
cantidades me sientan fatal y luego, porque los remordimientos y el
culo que se me pone no me dejan vivir. En fin.
Sábado
21 son las 17h de la tarde. Tenemos claro los planes, hoy los
remordimientos los vamos a dejar a un lado. También hay que
disfrutar.
Salimos
de casa. Para ir a la “gran manzana” cogemos nuestro coche
hasta Hoboken, uno de los pueblos límite con el río Hudson. Es
encantador, tanto de día como de noche, tanto para pasear un domingo
por la mañana como para tomar un cocktel. Además tiene unas vistas
insuperables: el skyline de la ciudad desde midtown hasta downtown.
Empire State de frente. Alucinante.
Allí
cogemos el transporte público. Los trenes Path (Port Authority
Trans-Hudson), por casi 5$/persona ida y vuelta nos dejan en el centro de la ciudad en menos de 10 minutos.
Ya
hemos llegado. Manhattan a nuestros pies ¡sí señor!
Primera
parada: Despaña Brand Foods en el
408-410 de Broome Street, el Soho. Entramos en el establecimiento,
sólo con el olor nos embriagamos de todo el manjar que tanto y tanto
hemos añorado. Varios jamones colgados, “pata negra from Spain”
“serrano ham” (tal y como se anuncia), al corte o la pieza, en
bandejas, chorizos, salchichón... ¡fuets! Estamos en nuestra salsa.
Nos
disponemos a degustar, por fin, un ibérico rico rico. Con una
Estrella y una Moritz en la mano. Placer máximo. Mientras saboreamos
nuestra tapita, entablamos conversación con 3 señores asturianos que se
encuentran sentados justo a nuestro lado. El tiempo corre, es gente
que no conocemos de nada pero que parece que sí. Qué extraños que
nos podemos llegar a sentir. Qué raro todo. Miramos el reloj ¡es
tarde! El local ya hace más de una hora que ha cerrado sus puertas
al público y nosotros tenemos reserva para ir a cenar.
Foto tomada antes de entrar |
Buen
provecho. Peix, bar de mariscos en el 151 de Elizabeth Street,
Nolita. Nos impulsó venir a este restaurante las buenas críticas
que habíamos leído por la red, además de saber que la propietaria
es una chica valenciana de pura cepa. Recinto pequeño pero muy
acogedor. Con una luz muy tenue y una suave música de fondo que por
lo menos, incita a tomar una copa de vino. Cenamos una zarzuela con
rise cake, muy buena (casi tanto como la que prepara mi suegra),
también un pescado blanco del pacífico, cocinado al horno con ajo y
limón. “Please no cheese, no butter”. Delicioso. Rematamos la
cena con dos postres: strawberry cake and
chocolate cookies with nutella. Ya lo dije,
hoy no hay arrepentimientos.
Volvemos para casa ¡oh no! Llueve. Sin paraguas las calles hasta el Path parecen interminables. No importa, estamos juntos. Nos paramos bajo un toldo pero el agua no mengua. Se nos escapa la risa floja, llegaremos empapados, pensamos. Esto también forma parte de la aventura. Feliz finde.
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